MATERNIDAD

ADAPTÁNDONOS A LOS NUEVOS CAMBIOS

Cuando estaba embarazada, y nos juntábamos a cotorrear varias Mamamigas, las oía hablar a cada una de sus pequeñ@s, de como se portaban, de que sí lloraban, de que si no me come, de que si no me deja dormir por las noches por que se despierta, de que si lleva muy mal ir a la guarde, de que si esta marca de pañales le va mejor que esta otra, etc…

Y yo me preguntaba hacia mis adentros mientras me acariciaba la barrigota, como sería Batusi, ¿llorará mucho?, ¿se me enganchará al pecho?, ¿dormirá por las noches o dará guerra?, ¿le gustará el baño?, ¿tendrá cólicos?, ¿querrá ir en el carro?, (tengo una amiga que fue incapaz de meter a su hijo en el carro los 4 primeros meses, por los encanes a llorar que cogía el muy brutote), en fin, una oleada de preguntas que te rondan por la cabeza, pues bien queridas, algunas de ellas ya han obtenido respuesta…

Nuestra vida ha dado un cambio radical, y es lo que tiene la llegada de un bebé a casa, pasamos de ser dos y bambar a nuestras anchas, a de la noche a la mañana formar una familia y ser tres, y son muuuuchos cambios los que se experimentan en muy poco tiempo, por ejemplo las noches, ya no son lo mismo…

Se acabó eso de dormir a pierna suelta y del tirón, por lo menos en un tiempito, (¿o tiempazo?)

 Se acabó el que tu chico sea lo primero, para dar los buenos días, para preparar el desayuno (antes va la teta de Batusi), para cualquier cosa

Se acabó el ir siempre monísima de la muerte, ahora si te pones el corrector de ojeras y unos poquitos de polvos antes de salir de casa, ya te puedes dar con un canto en los dientes, y da gracias si llegas a la noche con el suéter o vestido sin marcas de guerra (bien traducese por vómitos o regurgitaciones)

Se acabó el salir de casa así, sin más, con el bolso y un paraguas por si acaso, no, no, ahora llevas un zafarrancho de combate a tus espaldas, pañales, una muda o dos, toallitas, el cambiador, el carro, la crema del culete, el chupete, ¿se nos olvida algo cari…?, ¡ah si!, la niña… 😀

Se acabó el quedarse el domingo tirados en el sofá viendo pelis y comiendo pipas cual lorito, y no hacer ni el huevo en todo el día, toca pasear a la niña, recoger la casa, esperar alguna que otra visita, cambiar pañales, hacer la comida, volver a cambiar a la niña…

Se acabó el ir de shopping e ir primero derechita a esa tienda donde te compras esos vaqueros taaan monos, y que te quedan tan bien, alma de cántaro, ahora en lo primero que se va la pasta es en ir a por pañales al súper, a la farmacia a por las cremas, a Zara Kids, Mayoral o cualquier otra tienda donde vendan ropita para tu retoño, ya que ella, es ahora siempre lo primero, nena, tus vaqueros y esas botas, pueden y van a esperar.

 Se acabó el que tu madre, tu padre, o el resto de tu familia se acuerde y pregunte por ti, ahora las llamadas, los Whats App, las conversaciones (que tu fomentas, reconozcámoslo), son siempre en referencia al retoño.

Se acabó el tener horarios, ni comer a las dos, ni cenar a las nueve y media, ni levantarse a las ocho, ahora es Batusi la que dirige el cotarro en casa, y dicta los horarios, ella y su teta son las que mandan, y su padre y yo, oye, a obedecer, que para eso te dice la pediatra, ‘la peque tiene que comer a demanda, nada de horarios‘, y ella se lo toma al pie de la letra mire usted, que mami y papi comen a las dos, pues voy a pedir teta a las dos y cinco, 😀

Se acabó el tener la casa ordenada, arreglada y libre de trastos, sino todo lo contrario, conforme la peque va creciendo, con ella lo hacen los miles de cachivaches que necesita, y otros muchos que no necesita, pero que los compras igual

Son muchas las cosas que se nos han acabado, pero no cambio ni una sola por el hecho de tener a Batusi con nosotros, no cambio ni un solo minuto de estar con ella, cada día con un nuevo gesto, una nueva carusiña, y… bueno, unos lloros que parece la estén matando, y unas cacotas mas blandurrias y pastosas, vale…si… :D, pero no negaremos que la maternidad es lo más grande que le pueda pasar a una mujer, cuidar, criar, educar a una pulguilla que ha crecido dentro de ti, aunque tengamos que estar 23 de las 24 horas del día con las mandingas fuera, y con unas ojeras que llegan a los pies, compensa con creces lo dicho arriba, yo no es que esté más que encantada con esta nueva aventura de ser madre, sino que sin duda, repetiré… 😀

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